Antes que los humanos lleguemos a un territorio, ya está allí el agua, los bosques y la biodiversidad, presidiendo la vida en todo su esplendor.

Hay que volver la mirada con sensibilidad y consciencia hacia toda la creación que habita en nuestro entorno. Toda la biodiversidad con sus ecosistemas tiene una dependencia que genera y transmite vida en cada rincón de esta casa común, desde el compartir del mismo oxígeno y territorio.

Toda acción humana tiene siempre una incidencia e impacto en la creación. La vida en todo su entramado bello y complejo, integra a todas las creaturas que participan de un mismo espacio vital. en ese sentido, cada humano está directamente en relación y dependencia de las otras criaturas que habitan en su entorno cercano y lejano. En esta realidad de dependencia e interrelación de todos los que habitan la casa común, el agua es un bien natural de máximo valor en cuanto a su presencia, función y sostenimiento de la calidad de vida de todas las creaturas: sin agua no se puede vivir.

Te invito a ver este video que muestra 5 hechos sobre la importancia del agua y la migración.

Poder político, lucha social y defensa del agua

En estos tiempos la situación ambiental relacionado con la casa común, está en el centro de los discursos públicos, nacionales y mundiales, claro, que cada grupo según sus intereses. El abordar esta realidad o temática, no hace que automáticamente el discurso sea coherente con el cuidado, sostenibilidad y desarrollo de toda la creación en esta casa común. El comportamiento de la mayoría de los políticos y gobiernos en el continente, están apostando por el extractivismo, principalmente por la explotación de minas, las cuales son altamente contaminadoras y destructoras del agua, la biodiversidad, los ecosistemas y las poblaciones.

El poder desde la perspectiva política de estado, se expresa en la soberanía: el ejercicio del poder del pueblo representado en el estado. Un buen ejemplo del ejercicio del poder soberano, es el que se expresó recientemente en Panamá (2023); donde diferentes sectores de la población, se manifestó protestando por una ley minera aprobada por el poder legislativo y ejecutivo, todo bajo un procedimiento fraudulento y corrupto, además de inconstitucional, ante esta situación, el pueblo en diferentes lugares del territorio, expresó su descontento, en un solo grito de dignidad colectiva: Panamá vale más sin minería, el oro de Panamá es verde. Esta protesta con documentos que marcaban la inconstitucionalidad de esta ley, provocaron que la Corte Suprema de Justicia, expresara que el contrato ley minero, es inconstitucional. En este sentido, el poder civil mostró el sentido democrático de una nación: el poder soberano es el pueblo.

En la región latinoamericana, muchas organizaciones civiles, comunitarias e institucionales, están logrando incidir en cambios que generan vida colectiva, esto implica defender los territorios, la biodiversidad, el agua y el patrimonio de los pueblos, llegando a pagar esta lucha con el peso de la misma vida, como fue con Berta Cáceres, y centenares de defensoras y defensores de los DH y los territorios.[1] Siguiendo esta lógica política, para los cristianos solo tiene sentido dar la vida, si esta, genera más vida, si la vida ofrendada trae la justicia, equidad y solidaridad a los pueblos, siendo una siembra que da fruto abundantes en los territorios, dando esperanza a las nuevas generaciones.

El Salvador, un país con estrés hídrico, debido a varios factores como: el corredor seco, producción del monocultivo de la caña de azúcar, más de 600.000 personas no tienen acceso al agua potable, miles lo tienen limitado, con sus sequías o inundaciones, y con solo el 3% de bosque primario. Por otro lado, la contaminación de las aguas superficiales (ríos) es de un 90%, a las aguas servidas de la población. [2] A esta situación del bien hídrico, hay que sumarle la gran cantidad de plástico que se convierte en desecho o “basura”, que terminan contaminando. De manera contraria, Panamá es un país ejemplo en la región de América Central, ya que más del 90% de población cuenta con agua potable y más del 84% de hogares gozan de saneamiento de aguas.

Crisis de agua y migración forzada

La crisis regional del agua, que también es global[3], evidencia la relación que hay entre el cambio climático con la migración o desplazamiento forzado.[4] El BM en un estudio plantea que el 10% de la migración tiene que ver con factores de agua-cambio climático, que evidente repercute en la situación económica.[5] La crisis del agua, como hemos señalado brevemente, tiene como complicación regional: el corredor seco, la desertificación, las plagas, los monocultivos, la contaminación, la deforestación de los bosques primarios, las represas, el extractivismo minero, el acceso y calidad del agua potable, la falta de legislación que contemplen la situación del agua desde el valor de las cuencas hidrográficas y como un derecho humano. El causante principal del deterioro del agua en estas naciones, son las empresas que buscan utilizar el agua como un bien comercial y productor de riqueza privada, generando conflictos socio-ambientales, entre ellas, las empresas mineras.[6] Esta situación de conflictos se marca más en los territorios de los pueblos ancestrales.

El otro factor que está unido al agua, es la producción agrícola, la cual ha sido afectada en su uso y comercialización familiar. La mayoría de países bajó su producción agrícola local, debido a los precios del mercado internacional, la calidad y acceso al agua, y el manejo de los territorios. Si hay crisis alimentaria, hay migración forzada.[7]

Como bien lo señaló el papa Francisco, “El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos…el deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del planeta” (LS 48). En la crisis migratoria actual, hay que tener en cuenta como trasfondo la crisis climática, del agua y los territorios. Esta realidad de crisis hídrica, afecta directamente la población y a toda la creación en esta casa común. Esto provoca migración forzada de los animales y de las personas, ambos dejan sus territorios compartidos, ya que, si no hay comida, hay que migrar, si no hay bosques ni agua disponible hay que migrar. Esta crisis migratoria y de toda la creación afecta la armonía planetaria.

Cuando san Francisco de Asís, le llamo al agua, “hermana agua”, se vinculó con familiaridad, considerando que el agua es una hermana que da vida al humano, que tiene que ser tratada como una “hermana”, es decir, como parte de la gran familia creada que compartimos el mismo techo común (Oikos). Los franciscanos protegemos el agua, como hermana, defendemos al empobrecido y débil como hermano, por tanto, cuidamos, acogemos y defendemos a las personas migrantes como hermanos y hermanas, sintiéndonos una gran familia que, sin fronteras, habitamos la “hermana madre tierra”.

 

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[1] https://www.globalwitness.org/es/standing-firm-es/?gad_source=1&gclid=CjwKCAiA0bWvBhBjEiwAtEsoWzr2wuLER7FSN_TAJ-mm0UJiK71ML8E7wMdeLHaxTaK-KVThHgwyTxoCWzMQAvD_BwE

[2] https://www.nationalgeographicla.com/agua/2018/11/crisis-agua-el-salvador

[3] https://www.unesco.org/es/articles/riesgo-inminente-de-una-crisis-mundial-del-agua-unesco/onu-agua

[4] https://www.acnur.org/noticias/historias/cambio-climatico-y-desplazamiento

[5] https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2021/08/23/going-with-the-flow-water-s-role-in-global-migration

[6] https://cambio.com.co/articulo/la-violencia-que-emerge-de-la-mineria-en-america-latina-extended/

[7] https://www.cimmyt.org/es/noticias/inseguridad-alimentaria-y-migracion-en-centroamerica/

René Arturo Flores, OFM
RFM – Panamá

El flujo del agua y la fuerza del flujo migratorio

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