La unidad cristiana sería el logro principal de mostrar al mundo y a todas las culturas, que el mensaje de Cristo se centra en alcanzar una plenitud de vida, es decir, vivir con calidad y ser pueblos que solo buscan la plena realización de las personas junto con toda la creación.
Sin embargo, por muchos años, lo que algunos jerarcas, líderes y pueblos cristianos ha mostrado es la división, la insensibilidad y falta de solidaridad. Lastimosamente ha pesado más cuidar la doctrina y las leyes que cuidar lo más sagrado de nuestro Dios: la vida de cada humano y de las criaturas.
Con ese espíritu de buscar la unidad “con el comienzo del nuevo año la tradicional Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos nos vuelve a interpelar, poniendo como un espejo ante nuestra vista la falta de unidad que nos aqueja, restando así significado a nuestra presencia en el mundo. El avance de la descristianización de Europa inquieta la conciencia de las Iglesias” Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias. Enero de 2022.
El tema de esta jornada de unidad cristiana lo expresan de la siguiente manera: “Según el Evangelio de Mateo (2, 1-12), la aparición de la estrella en el cielo de Judea es una señal de la esperanza que durante tanto tiempo el pueblo había aguardado. Es la señal que condujo a los Magos y a todos los pueblos de la tierra al lugar de la manifestación del verdadero Rey y Salvador. Esta estrella es un don, un signo de la presencia del amor de Dios para toda la humanidad. Para los Magos fue la señal de que un rey había nacido. Con su resplandor, guía a la humanidad hacia una luz más intensa, la nueva luz de Jesús, que ilumina a cada persona y nos introduce en la gloria del Padre y en su esplendor radiante.” Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias. Enero de 2022.
La propuesta cristiana, inspirada en el Jesús de los evangelios siempre trasciende los momentos históricos y culturales que viven las autoridades religiosas católicas; el Espíritu de Jesús hace que todo se mueva, que la realidad eclesial y social se renueve en su Espíritu liberador y salvífico que da vida abundante a hombres y mujeres por igual.
A las iglesias cristianas preocupa la unidad, porque es la posibilidad de construir sociedades e iglesias justas, donde reine la equidad y la solidaridad, por esto a las iglesias les preocupa, que “En esta región del mundo donde los derechos humanos son habitualmente pisoteados por intereses políticos y económicos injustos, afectada por la actual crisis sanitaria internacional sin precedentes y que sufre por las pérdidas materiales y humanas a consecuencia de la grave explosión que devastó Beirut el 4 de agosto de 2020” Consejo Mundial de las Iglesias.
La división eclesial, la desigualdad e inequidad social generada por el sistema neoliberal hegemónico, sigue generando víctimas, marginados y descartados; entre estas víctimas y descartados están los que se ven obligados a migrar por causa de la injusticia, el hambre, la persecución, la violencia institucional y el empobrecimiento (desempleo). Los miles de personas obligadas a migrar llevan una luz de esperanza que los guía por los caminos. Esa fuerza de la esperanza los hace caminar por sendas con alto riesgo y donde la muerte atroz acecha. Es la misma estrella que ha guiado a los reyes magos quien guía hoy a tantos migrantes. Cada casa de refugio, cada comedor, los albergues y los equipos que acompañan a los migrantes en sus travesías son esa estrella que brilla con luz propia, dando esperanza y aliento en estos caminos de tinieblas.
Te invitamos a conocer más de esta semana que nos motiva a orar por la unidad cristiana, donde la fuerza de la solidaridad por los más pobres siga siendo el centro que mueve el accionar de los pueblos como ejemplo para el encuentro especialmente con el Jesús migrante.
Fotografía: Bernardo Valle