La 72, Hogar – Refugio Para Personas Migrantes tuvo el placer de tener como voluntarias a algunas Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción (HFIC).
Marisol Ramírez Baltazar, originaria del Estado de Oaxaca, hablante de la lengua chatina, quien se encuentra cursando el último año de noviciado; Salustiana Pablo, originaria del Estado de Chiapas, cursando el segundo año de noviciado y la hna. Guillermina Ramírez Ramón, de votos perpetuos, a quien le pidieron acompañar a las hermanas. en su práctica laboral.
¿Cómo es que se dio la oportunidad para ir a La 72? ¿Ya habían trabajado con población migrante?
Guillermina: Como parte importante de la formación de las hnas. en cuanto a la doctrina social de la Iglesia, también por la invitación del Santo Padre Francisco de salir a las periferias existenciales, de escuchar la voz de los hermanos más vulnerables, abuelos, abuelas, niños, niñas, jóvenes migrantes, etc. y también por la atenta invitación de nuestros hermanos frailes que han tenido a bien de participar en esta gracia de atender a los hermanos migrantes. Por lo tanto, el Consejo y la Madre Provincial han observado grandes beneficios en cuanto a la vocación de las hnas. que han tenido está experiencia, pues desde hace tres años hemos estado participando durante diferentes períodos del año en esta atención y se ha visto que se ha afianzado más la vocación y que han valorado este llamado que hemos recibido de parte del Señor. De mi parte, yo no había tenido esta experiencia en cuanto a la diócesis de San Cristóbal, aunque si se trabaja en cada una el apoyo a los migrantes, pero personalmente me ha fortalecido mucho, me ha ayudado.
Marisol: Fue mi primera experiencia de interactuar con los hermanos migrantes. Anteriormente, yo no tenía contacto con ellos, nada más escuchaba que había migrantes, entonces para mí fue muy importante que yo pudiera conocer toda la parte humana y vi que ellos también tienen una dignidad humana muy grande.
¿Cuáles fueron las actividades que realizaron en la 72? ¿Cómo fue su día a día durante el mes que estuvieron ahí?
Salustiana: Las labores fueron varias, primero estuve en la ropería y buscarles ropa, el simple hecho de hacerlo con una sonrisa y brindarles mi tiempo es una satisfacción. También, estuve en la Atención a usuarios y escucharlos y compartir la vida, hacerme una con ellos en su dolor, bueno, no es sólo el dolor, sino la esperanza que reflejan ellos. Mi principal labor fue estar en la cocina, no sólo era abrir las puertas para que llegaran las personas que después se involucraron y ayudaron, sino que también era abrir las puertas del corazón, yo con lo que podía quedarme no era sólo con palabras, sino con el lenguaje del corazón.
Marisol: Otra actividad que realizamos, aparte de las que menciona Salus, era compartir nuestra alegría con cada uno de ellos; por ejemplo, con los niños, los jóvenes, las mamás, etc., compartir esa alegría y experiencia de cada uno de nosotros. La escucha atenta con ellos, les gustaba esa parte, que uno como voluntario se integre en las actividades de ellos. Y una de las actividades más sobresalientes que realizamos aparte de lo que se mencionó, era estar conviviendo con ellos pues les alegraba el corazón.
Guillermina: Para complementar lo que dijeron las hermanas, también fue hacer un sólo equipo con los voluntarios, los frailes y con todos los que prestan ahí un servicio de guardia, de cocina. Fue una experiencia bonita experimentar la familia universal, alegrarnos con los que se alegraban y entristecernos con los que se entristecen, escuchar su deseo a pesar de la diferencia de credo, su deseo por Dios, de ser protegidos y bendecidos, de que Él escuche sus plegarias, pues nos hacían partícipes de esta experiencia. Bueno, en nuestro día día, como hnas., hacíamos nuestra oración, pidiendo a Dios su auxilio, al Espíritu Santo para que nos iluminara y pudiésemos dar lo mejor de nosotras en ese día. Luego, salíamos a atender a los hermanos en lo que nos indican si estuviésemos en Atención a usuarios, en Comunicación, en la Ropería, ir a las comunidades, hacer la lista para las compras, preparar los alimentos, las sugerencias que se nos brindaban, salir a jugar, escuchar, abrazar a los niños, a las señoras, a los jóvenes que querían acercarse.
– Gracias por compartirnos lo que hicieron día a día y todas las actividades que realizaron en la casa, porque ya cuando recapitulamos todo lo que hicieron nos damos cuenta que fueron muchas y repartir el tiempo en cada una de ellas y entre tantas personas. Justamente con eso podemos pasar a la siguiente pregunta
¿Cómo fue la convivencia con los otros voluntarios?
Salustiana: Suelo ser muy sociable y suelo hablar con los que me encuentro. Mi convivencia con los voluntarios fue de amigos y de hermanos. Hubo una hermandad, no hubo diferencias, todo marchaba en armonía, era alegría, el simple hecho de un “buenos días”, “¿cómo amaneciste?”, eso daba motivación para que en el día todo marchara bien y con la población también.
Marisol: Fue mi primera vez el convivir con personas de diferentes países. La verdad me quedé admirada de todo lo que viví con los voluntarios, fue un ambiente de mucha armonía, de apoyo mutuo, de comunicación y mucha disponibilidad como equipo. Eso me generó mucha confianza para poder brindar un mejor servicio.
Guillermina: La convivencia con los otros voluntarios fue de mucha solidaridad, no pensar que la que se sentía mal era de otro país, sino nosotros qué podíamos hacer por ella; la que tenía piquetes en las piernas que se le estaban infectando, pues había que ver cómo curarla para que estuviera mejor. También fue de mucho aprendizaje porque veíamos la dificultad del lenguaje en los extranjeros, pero no se desanimaba, ponían todo su esfuerzo y empeño por brindar un buen servicio a pesar de todos los obstáculos que les impedían poderse expresar. Acoger y tratar de leer en ellos, en su rostro y su boca qué es lo que querían expresar para ayudarlos. Fue una experiencia de hermandad universal, de mucho aprendizaje, de donación.
¿Cuál es su aprendizaje al realizar este voluntariado? ¿Les gustaría volver a estar en La 72?
Marisol: Recopilando todo, regresé con mucho ánimo y sí, si Dios me lo permite y sea su voluntad regresar, yo lo haría con mucho gusto. Después de realizar esta experiencia del voluntariado, una de mis enseñanzas es aprender cada día algo nuevo, aprender de cada uno de los voluntarios, de su entrega como laicos, eso para mí fue una enseñanza como religiosa y también el poder compartir con las personas de la población, ellos tienen muchas cualidades que nos enseñan. Me deja la enseñanza de estar muy abierta, de seguir aprendiendo cosas de aquello que se vaya enfrentando en el camino para que este sea para mayor gloria de Dios. Ser muy social, no cerrarnos en nosotros, sino que seamos uno solo para que el otro se sienta en armonía contigo.
Salustiana: Mi experiencia con todo el equipo base, los voluntarios y la población, pues yo la viví desde la óptica de la fe, con un corazón de misericordia, eso me ayudaba mucho a contemplar y a descubrir en cada mirada y en cada rostro el deseo a vivir, el deseo de la vida y ver cómo cada uno busca encontrar un mejor futuro. En lo personal y mi vida religiosa me ha retroalimentado muchísimo, he afianzado mi decisión, en ese proceso estoy de tomar la decisión más firme, de saber lo que quiero y hacerlo realidad. Uno adquiere muchos aprendizajes y eso lleva a valorar lo que cada uno está buscando.
Guillermina: Cuando hay una intuición para cambiar al mundo y participan otros hermanos se puede abarcar más y lograr más. Es decir, yo solita puedo tener la intuición de ayudar a los hermanos migrantes, hacer algo, pero si yo invito a más personas entonces puedo lograr más. Ahí se ve la pluralidad de los psicólogos, de los abogados, voluntarios, cocineras, todos vamos poniendo un granito de arena. Entonces, yo invitaría a más personas a que se animen, pierdan el miedo, se arriesguen a tener esta experiencia con los hermanos migrantes. Probablemente piensen “voy a perder el tiempo”, pero van a ganar mucha riqueza en cuanto a la parte espiritual, afectiva y psicológica. De manera especial invito a todos y cada uno de aquellos, hermanos y hermanas, que tengan esa inquietud de donar un granito de arena, que donen su tiempo y su persona.
– Muchas gracias, hna. Guillermina. De hecho, contestó a la última pregunta sobre animar a las personas a realizar un voluntariado, nos ayudan sus palabras porque no hay mucha difusión y las manos siempre hacen falta para una labor como esta. A ustedes, que les mueve la fe y tienen la compañía de más religiosos, es fundamental hacerlas escuchar para que otras personas se interesen.
Salustiana: Por último, sólo quiero invitarlos a que se animen a esta experiencia, yo diría aventura, el deseo de querer compartir la vida, no pensar y no tener prejuicios hacia ellos, son personas como nosotras, son nuestros amigos y son hermanos. También, pensar que todos somos pasajeros y que se den esa oportunidad. Y como dice San Francisco: “Dando se recibe”.
Marisol: Deseo invitar a las personas interesadas a vivir esta experiencia que es una oportunidad donde uno crece a nivel personal, humana, espiritual y psicológicamente. Yo agradezco mucho a La 72 que me permitió hacer esa experiencia, estoy impactada del apoyo que ellos brindan, todo el equipo, los hermanos frailes, es un campo de trabajo muy amplio y necesitamos a muchos voluntarios para que estén compartiendo. Ánimo y no tengan miedo de ir a compartir con ellos. Gracias.
Guillermina: Ya, por último, agradecer a todo el equipo, con todos nos sentimos hermanos, desde el recibimiento hasta el último momento en que salimos. Los traemos en el corazón y que cuenten con nuestras pequeñas oraciones, todos los días ante el altar los presentamos. Estamos muy agradecidas y los queremos mucho. Un abrazo para todos.