El equipo de la Red Franciscana para Migrantes en Honduras (RFM-Honduras) está compuesto por franciscanos y otros religiosos y laicos que trabajan en diferentes áreas del país. Varios miembros de RFM-Honduras han estado involucrados desde el inicio y durante el año pasado han trabajado para consolidar su equipo. A pesar de las grandes distancias geográficas, los desafíos de comunicación y muchos otros compromisos prácticos y espirituales, desarrollaron juntos una visión y una estrategia de trabajo en nombre de los migrantes y refugiados.

Honduras es uno de los principales países de salida de personas con destino a México y los Estados Unidos. La pobreza extrema y la violencia, junto con la degradación ambiental y los disturbios políticos han expulsado a miles de familias de su tierra natal. Los sueños de seguridad, refugio y estabilidad económica los empujan hacia el norte. RFM-Honduras está construyendo una base sobre la cual abordar las causas profundas de la migración forzada y, al mismo tiempo, brindar apoyo de emergencia a las familias que son objeto de ataques y persecución.

La Hna. María Elda describió algunas situaciones que viven a diario en sus comunidades, recordando que “en 15 días habían emigrado de mi parroquia 6 delegados, personas que se han ido con sus hijos más pequeños, dejando a los más grandes con sus mamás o con las abuelas. Todo esto mueve mi corazón, mueve los corazones de tantos que hacemos parte de esta red. Creo que no podemos quedarnos indiferentes ante esta realidad tan urgente y de tanta necesidad; como decía, ya sabemos las causas, la violencia, también ha perjudicado el cambio climático”, dice convencida la Hna. María Elda.

“Mucha gente ha quedado sin su cosecha, a esto se suma los préstamos que se hacen con altos intereses y la gente no logra pagar, por esta razón tienen migrar para poder tener un trabajo y pagar esas deudas que tienen, porque sino está amenazada la vida de sus hijos y la vida de ellos mismos.”

Existen tantos riesgos en Honduras, entre ellos, uno de los más grande es la violencia y el crimen organizado. Las maras son cada día más fuerte, generando una situación alarmante de pobreza. Por otra parte, la falta de oportunidades de trabajo, especialmente para los jóvenes, no existen fuentes laborales para ellos. A pesar de que la Hna. María Elda dice que no vive en una región fronteriza, vive junto a quienes son víctimas de la violencia y la migración forzada, nos comenta “no puedo quedarme indiferente ante esta gran realidad de tanta emergencia que aún siguen saliendo quizás en caravana, quizás 5 personas, quizá 10, esto no se ha detenido ni tan sólo un solo día. Cada día salen hondureños, salen guatemaltecos, salen salvadoreños y sale gente de mi tierra, de mi pueblo, de mi aldea, de mi cantón. Es algo pues que no puedo quedarme indiferente, no puedo quedarme de brazos cruzados, no puedo quedarme pues con la boca cerrada, tengo que hacer algo.», enfatiza la religiosa.

La RFM-Honduras ha forjado una estrategia de tres ejes: organización, formación e incidencia. Durante su primer año, interactuaron con JPIC en varios niveles, incluida la organización de una visita del director de JPIC, Fray Jaime Campos, OFM. Participaron en el viacrucis migrante con La 72 en el sureste mexicano. Además, organizaron en Tegucigalpa una asamblea con la participación de unas 40 personas donde presentaron la RFM. A partir de esa asamblea, se formó un equipo coordinador nacional que, a su vez se organizó en equipos locales: en la parroquia Maximiliano Kolbe, a nivel diocesano en Juticalpa (tres parroquias franciscanas y una parroquia conventual franciscana), con las Hermanas Cooperadoras, trabajando de cerca con la Conferencia de Religiosos de Honduras (CONFEREH) y con las Hermanas del Santo Rosario.

Una integrante del equipo RFM-Honduras, Vicky, lo explica de esta manera «organizarnos como red de franciscanos en atención a Migrantes es buscar responder de manera organizada, sistemática y comprometida con el acompañamiento de las personas obligadas a una migración forzada; esta sensibilidad humana, se une a nuestro llamado por ser discípulos y discípulas de Jesús, unido a la espiritualidad franciscana de JPIC que nos invita a cuidar y defender la vida donde esté amenazada, a estar con los pequeños del Reino. Al igual que las directrices del Papa Francisco, junto con las pastorales locales, que buscan acompañar, cuidar, promover e integrar a las personas en migración. Como familia franciscana estamos en espacios, presencias y modos diversos en todos los países de la región, al igual que somos una cantidad muy considerable como familia, con diversas posibilidades personales y profesionales, al igual que recursos en infraestructuras que pueden estar al servicio y en solidaridad con los migrantes.»

En el 2020 el equipo se centrará en la concientización que generará compromisos e inspirará acciones concretas apropiadas a las circunstancias locales. Para fines de 2020, su objetivo es tener un equipo trabajando en temas de migración en todas las parroquias franciscanas en Honduras, un objetivo que se integra con los objetivos de JPIC. Estos equipos serán fundamentales para el éxito de la iniciativa, porque determinarán los objetivos nacionales desde las bases. En la actualidad, el equipo nacional está creando una serie de talleres para implementar con los equipos a nivel parroquial. Para fines de 2020, su objetivo es implementar tres talleres, uno que se ofrecerá ampliamente y dos que se ofrecerán regionalmente.

“Con todo nuestro corazón y con todo nuestro entusiasmo queremos ayudar de la mejor manera posible y ver cómo nos estamos organizándonos en Honduras, para poder recibir casos urgentes que se nos presentan, los hermanos que tienen que salir del país por circunstancias ajenas de su voluntad, porque lo que les espera es la muerte, es persecución. Por eso nosotras como Conferencia de Religiosos, estamos apoyando esta iniciativa.” — Hermana Ludi.

Lori Winther
Secretaria Ejecutiva RFM