15 de abril del 2020.

Disminuir la propagación de COVID-19 requiere que todas las personas sin distinción, sean incluidas en las estrategias de prevención, protección y resguardo, dando prioridad a las poblaciones más vulnerables, entre ellas las personas migrantes, refugiados y solicitantes de asilo. Esta pandemia es una crisis de salud pública que nos hace reflexionar sobre lo interconectadas que están nuestras vidas, por lo tanto, es tarea de todos y todas actuar de manera rápida y solidaria.

Somos organizaciones de base y religiosas, con el apoyo de líderes religiosos de América Central, México y Estados Unidos que trabajan para abordar las causas profundas de la pobreza, la violencia y la corrupción que obligan a las personas a abandonar sus hogares en la región. Ofrecemos este marco para la acción, buscando proteger a los migrantes y solicitantes de refugio, a la vez que ayudamos a todas nuestras comunidades a sobrevivir esta crisis y reconstruir un futuro con justicia y equidad.

 

  1. Solicitamos la liberación inmediata de todas las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo, que se encuentran en centros de detención migratoria.
  • Debe realizarse la identificación de las personas con alto riesgo de contraer el virus, incluidas las personas con problemas de salud subyacentes y las personas mayores, para priorizar su liberación inmediata.
  • Nadie debe ser o permanecer detenido en una instalación formal o informal que carezca de medidas preventivas para proteger a las personas durante esta emergencia de salud pública.
  • Es urgente identificar, proteger y canalizar a los servicios especializados de atención médica a personas con sospecha de haber contraído ya la infección…

Fotos: Facebook / Pastoral de Movilidad Humana CEG