Este mes de mayo se juntan la celebración del día de la madre con el mes mariano que los católicos celebramos. Hace ya varias décadas en estas tierras de Centroamérica, las madres han vivido la experiencia del desarraigo que trae la separación con los que se aman.
Son madres, hijas, esposas y amigas que salieron de migrantes o se quedaron en el hogar, todas llevando la plegaria que Dios cuide a sus seres más queridos. Con esa motivación en el corazón es que siguen saliendo las madres que buscan a sus seres queridos en la ruta migratoria. Algunas líneas en este escrito sobre esta realidad de la madre migrante.
La caravana de madres
Tras 16 años de búsqueda y resistencia colectiva, la “caravana de madres centroamericanas” han recorrido el territorio mexicano en búsqueda de sus hijos, hijas y seres queridos que se vieron forzados a dejar el hogar por la violencia, el empobrecimiento o por la desesperación de no tener una vida digna. Después de dos años de ausencia por la pandemia, nuevamente este año del 1 al 10 de mayo, más de 40 madres y padres recorren los caminos de México gritando, exigiendo y expresando la desaparición de su ser querido en esas tierras, donde cada migrante irregular es considerado “ilegal, enemigo y un invasor”, siendo este modo de proceder motivado por la mentalidad xenofóbica y racista de las políticas del estado, y que se han normalizado en muchos pobladores. Una nota periodística dice de esta caravana:
“La XVI Caravana de Madres Centroamericanas “Nunca nos hemos ido”, que buscan a sus hijos e hijas desparecidas en su tránsito por México hacia Estados Unidos, colocó este martes (3 de mayo) una ofrenda floral en el tramo carretero Chiapa de Corzo – Tuxtla Gutiérrez, donde el pasado 9 de diciembre fallecieran por lesiones 56 migrantes y más de 100 resultaron heridos, cuando el tráiler donde viajaban hacinados/as volcó en una curva.”[1]
Mira el video tributo a la caravana de madres de migrantes y desaparecidos
Madres en la ruta migratoria de América Latina
Desde hace algunos años, este flujo migratorio está recorriendo todo el territorio de América Central, una migración que viene de América del Sur[2], donde centenares de migrantes haitianos, venezolanos, colombianos y transcontinentales atraviesan la inhóspita selva del Darién en Panamá, comenzando así un recorrido por estos países en búsqueda de llegar a Norteamérica, la meta principal para la mayoría de migrantes.
En este recorrido, es doloroso ver los rostros de las madres con sus hijos e hijas que con valentía y fragilidad van avanzando por nuestras tierras de América Central. Este año cuando estuve en el refugio de “Gualaca” en Chiriquí, donde son trasladados los migrantes desde el Darién por funcionarios del estado panameño, observé los grupos familiares y las madres que con sus hijos/as van dispuestas a enfrentar todos los peligros que surgirán por estos países. Son rostros de dolor y tristeza que mezclados con la esperanza y resistencia les mueve a seguir buscando una mejor calidad de vida.
Puedes ver este video sobre maternar y migrar
Las niñas, la mujer en este calvario migratorio
Sabemos que las madres y las menores, por el hecho de ser mujeres llevan la peor parte en este recorrido migratorio. En esta situación de vulnerabilidad están los menores “no acompañados” que vienen huyendo de la violencia que hay en sus países de origen: “entre enero y septiembre de 2021, el flujo de niñas, niños y adolescentes extranjeros que viajaban solos fue de 9.585, provenientes especialmente de Guatemala (4.815), Honduras (3.480), El Salvador (1.033) y, en una proporción más reducida, de naciones como Haití, Perú, y Ecuador (257).”[3] Tenemos que “sentí-pensar”, como está el corazón de las madres que saben que su “menor” va recorriendo sola/o el trayecto migratorio, las plegarias hacia Dios han de ser interminables. Otro aspecto que indigna son las políticas migratorias de los gobiernos de México y Estados Unidos, las cuales siguen excluyendo a la mujer en sus solicitudes de asilo.
Mes de mayo dedicado a la Madre
Este mes de mayo en varios países se celebra el “día de la madre”, por el cual se hacen muchos festejos en la familia, en centros educativos e instituciones, mostrando la relevancia de la madre en la sociedad. También en la Iglesia católica se celebra religiosamente en mayo a la Madre de Jesús, la Virgen María como Madre de los cristianos.
En nuestros pueblos es notoria la relevancia de la figura de la Mujer que es madre, tanto por su presencia como por el rol en la familia. Sin embargo, en la práctica cotidiana familiar y social, la denigración y violencia hacia la mujer están en aumento en estos países[4]. Este actuar violento es motivado por el machismo que deshumaniza la masculinidad del hombre. Este comportamiento machista que está presente en estas culturas es una sombra abominable que acompaña a la mujer migrante.
La memoria de María la Madre de Jesús
En la memoria de los evangelios, tenemos la figura de la mujer, esposa y madre María, que en nuestra fe católica creemos que está presente en la historia de la vida de cada creyente. El evangelio de Mateo narra, con un simbolismo teológico, el acontecimiento de la huida de la familia de “Nazaret”, donde dicha narración recrea que la “sagrada familia” fue forzada a migrar a tierras extranjeras, debido a que era perseguida por Herodes, el cual simboliza a todos los poderosos y sistemas de la historia que buscan asesinar al inocente e indefenso (Mt 2,13-15).
Celebrar la memoria de nuestras madres y la presencia de la Virgen María como Madre de los creyentes cristianos, nos lleva a acrecentar nuestra fe en el misterio del Dios Encarnado en la historia humana, y a creer que Dios asumió en El Hijo, la vulnerabilidad de ser perseguido y tener que buscar refugio como las familias forzadas a migrar. Tanto amó Dios al mundo, que tomó la condición de las víctimas, es decir, de las madres y hombres forzados a migrar de forma irregular.
Te dejamos nuestro artículo del año anterior:
Mujer migrante: una huella imborrable para la historia
Preguntas para reflexionar
¿Cómo celebramos la Virgen María como mujer y madre en estos tiempos de madres y mujeres migrantes? ¿Cuál es nuestra reacción cristiana ante el drama de la madre que clama por sus hijos e hijas migrantes? ¿Dónde está nuestra fe y praxis cristiana, al rezarle a María una madre migrante?
¡Déjanos saber en los comentarios qué tal te pareció este artículo, ah! y ¡Feliz día a todas las mamás de nuestra América Latina!
__________________________________
[1] https://cle.ens-lyon.fr/espagnol/revue-de-presse/05-de-mayo-de-2022-caravana-de-madres-de-migrantes
[2] https://www.unicef.org/lac/comunicados-prensa/america-latina-y-el-caribe-cerca-de-3.5-millones-de-ninos-y-ninas-podran-verse-afectados-por-la-migracion-el-proximo-ano
[3] https://plan-international.org/america-latina/noticias/2022/03/25/ninas-migrantes-no-acompanadas-en-peligro-en-ruta-hacia-estados-unidos/
Fr. René Flores, OFM. Salvadoreño, Fraile Franciscano, opción laical. Miembro de la provincia franciscana, “Nuestra Señora de Guadalupe”, de América Central, y fundación en Haití. Animador y responsable de JPIC-OFM en Panamá, Miembro de la RFM en Panamá, Experiencia en gestión y administración de centros educativos (19 años), animador y facilitador de equipos JPIC (16 años), Coordinador y facilitador de procesos formativos con agentes de pastoral (35 años).
Licenciado en teología. UCA. El Salvador.
Diplomado en administración educativa. URL. Guatemala
Maestría en investigación educativa. UCA. El Salvador
Diplomado en incidencia política en DDHH. UCA. El Salvador.
Estudios en la Escuela Superior de Franciscanismo, ESEF. Madrid. España.
Actualmente reside en La Pintada, Panamá.