Como miembros del Equipo de la RFM-Panamá, nuevamente queremos compartir la situación actual de los migrantes que van de tránsito por estas tierras.
El pueblo panameño con sus gremios, maestros, trabajadores de la salud, agricultores, comerciantes, instituciones y comunidades indígenas se encuentra desde el 8 de julio en protesta ciudadana y “paro nacional”, por lo cual han cerrado las vías de tránsito de la carretera “internacional” que recorre todo el país y finaliza en la frontera con Costa Rica, así como otras carretearas importantes en las ciudades. En este contexto civil de protesta, unos cuatro mil migrantes, que cruzan el Darién desde Colombia, se acumularon en tres refugios.
La selva tropical del Darién, en Panamá es conocida como el “tapón del Darién”, porque no hay acceso por carreta entre Colombia y Panamá. Ambos países los separa esta selva inhóspita con una gran biodiversidad. El imaginario de ser un “tapón” cambió cuando los migrantes, venidos de diferentes países, comenzaron a atravesar la selva desde Colombia. Esto fue de manera masiva desde el 2016, aunque ya en el 2012 aparecían algunos cuerpos de migrantes en el río, como lo testifica Jorge Ayala coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana en Panamá.
En la actualidad, los migrantes salen de Necoclí, Colombia, trasladándose por mar (con un costo que puede bordear los $200 dólares), hacia Capurgana o Acandi, un punto de tierra donde todavía es selva colombiana. Desde allí comienza el recorrido por la selva, entre cerros y ríos, unido a los animales venenosos que la habitan, como son las arañas y los miles de mosquitos que dejan marcados los cuerpos con una gran cantidad de picadas.
Este recorrido por la selva puede durar entre dos días y medio hasta cinco, algunos hablan de diez días de recorrido. Los días de temporada lluviosa pueden variar los días para esperar que baje el caudal de los ríos o porque son familias con niños, lo cual implica ir más despacio. La primera señal que anuncia que están llegando a Panamá es cuando ven un lugar conocido como el “abuelo”, una casa donde vive un “abuelo”, así se conoce por tradición. Luego llegan al primer refugio que está en la población en Canaán Membrillo y de allí al otro refugio que es san Vicente.
Literalmente son caravanas de cientos de personas que están cruzando la selva del Darién. Después son trasladados a Planes de Gualaca, Chiriquí, que queda a unas 10 horas de recorrido en bus desde el Darién. Este traslado controlado lo hace la migración de Panamá, el costo, que es asumido por los migrantes, bordea los $40 dólares por el viaje. Allí llegan al refugio de “Gualaca”, luego buscan trasladarse a la frontera con Costa Rica, esto lo hacen por su cuenta en buses de la zona. Esta frontera queda a unas tres a cuatro horas en transporte público.
Entre las agencias internacionales que están socorriendo a los migrantes que cruzan el Darién, están Médicos Sin Fronteras (MSF), los cuales se encuentran en San Vicente dando atención a casi un centenar de personas diariamente. Entre las afecciones que traen los migrantes encontramos personas con problemas estomacales, dolores de cuerpo, afectaciones en los pies y en la piel por las picaduras. Esto viene agravado con la violencia y violaciones a que son sometidas las mujeres por parte de los grupos armados que les roban y asaltan, junto con la violencia sexual.
En este sentido MSF han denunciado que Panamá no tiene las condiciones dignas y los requisitos de estándares internacionales para el cuidado, recibimiento y protección de los migrantes que están llegando por la selva del Darién.[1]
La Organización MSF, está preocupada por el aumento del flujo migratorio por esta selva tropical, en especial por los niveles de violencia. Consigna uno de sus reportes: “el problema al que nos enfrentábamos asimismo es que de Canán Membrillo a San Vicente las mujeres agredidas tardaban en llegar y entonces ya no podíamos ofrecer la profilaxis necesaria tras una violación, que debe administrarse en las 72 horas siguientes a la agresión y que pretende evitar infecciones y embarazos no deseados”.[2]
La situación del migrante que cruza el Darién no es solo el problema del inhóspito paso por la selva, sino que ellos se le suma, en la actualidad, las bandas criminales que están operando en la zona, sin ser intervenidas por la seguridad de fronteras de Panamá. Otra situación notoria en los rostros de los migrantes que están pasando por estos refugios es la salud mental, la cual es un mal profundo que no se deja entrever en el momento, sino en las consecuencias que vendrán en cada ser humano en el futuro. MSF dicen al respecto, “sí hemos notado un aumento en el número de gente que requiere nuestros servicios en salud mental, con una media mensual de 1.500 consultas médicas. 150 son de salud mental, la mayoría de las cuales se corresponden a pacientes en situación de riesgo la violencia sufrida en el camino y más de la mitad presentan estrés agudo.”[3]
La situación actual de “paro nacional”, que lleva más de 15 días, ha complicado la realidad de los migrantes. Entre el 16 y 17 de julio 2022 salieron, autorizados por los agentes migratorios, 5 buses con más de 700 migrantes hacia a “Planes de Gualaca”, están actualmente ellos se encuentran en el refugio desde el 18 de julio.
Por otro lado, los migrantes están saliendo desesperados de los refugios en el Darién, caminando por su cuenta con la meta de llegar a la frontera con Costa Rica, ese recorrido es bastante largo. En este camino los están atendiendo una parroquia donde sirven los “claretianos”, que solo entre el 17 y 18 de julio han atendido unos 700 migrantes, que posible no han pasado por ninguno de los refugios en el Darién.
En estos momentos, el Equipo de la RFM está buscando de manera estratégica acompañar esta situación que, al mismo tiempo, desborda cualquier posibilidad de cuidar y velar por la dignidad de los migrantes mientras van de tránsito por estas tierras panameñas.
El clamor de los migrantes unidos al clamor del pueblo panameño llega hasta nuestro Dios que nos devuelve su clamor como el clamor de una sola familia que está bajo el mismo techo – que es el cielo azul – que nos hace habitantes una sola casa común.
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[1] https://www.msf.es/actualidad/archivo/panama
[2] https://www.msf.es/actualidad/panama/frontera-colombia-y-panama-darien-sigue-siendo-tan-peligroso
[3] Ibid.
Fr. René Flores, OFM. Salvadoreño, Fraile Franciscano, opción laical. Miembro de la provincia franciscana, “Nuestra Señora de Guadalupe”, de América Central, y fundación en Haití. Animador y responsable de JPIC-OFM en Panamá, Miembro de la RFM en Panamá, Experiencia en gestión y administración de centros educativos (19 años), animador y facilitador de equipos JPIC (16 años), Coordinador y facilitador de procesos formativos con agentes de pastoral (35 años).
Licenciado en teología. UCA. El Salvador.
Diplomado en administración educativa. URL. Guatemala
Maestría en investigación educativa. UCA. El Salvador
Diplomado en incidencia política en DDHH. UCA. El Salvador.
Estudios en la Escuela Superior de Franciscanismo, ESEF. Madrid. España.
Actualmente reside en La Pintada, Panamá.
Fray René.
Espero poder contactarle, soy Eric Luna. Algunas fotos que he tomado han ilustrado sus artículos.
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