La RFM – Colombia consolida procesos comunitarios de encuentro y acogida a la población migrante venezolana, generando escenarios para la reconstrucción de proyectos de vida y de inclusión en la vida social en las comunidades en las cuales ahora residen.

Las experiencias de la Honda y Versalles en la Ciudad de Medellín y de Ciudad Galán – localidad de Patio Bonito y la Asociación de Mujeres del Río en Bogotá, plantean con aciertos, que propiciar espacios de encuentro, reconocimiento y acogida entre las comunidades receptoras y los venezolanos migrantes posibilita el desarrollo de las capacidades locales, enriquece la hibridación cultural, fomenta la solidaridad y reconstruye el tejido social como factor protector en el restablecimiento de derechos, en especial para las familias recién llegadas. Son como un oasis en medio de una de las crisis humanitarias más grandes en la última década, generada por el éxodo de más de 6 millones de personas venezolanas[1].

 Medellín, La Honda Parroquia San Lorenzo Mártir

Respuesta a lo incierto

Desde que empezó la migración venezolana por condiciones socioeconómicas, políticas y/o de vulneración a los derechos humanos, millones de personas han tenido que salir de su país, desgarrando de un solo tirón la historia de sus vidas. La gran mayoría realizan su éxodo a pie, en el caminar de cientos de kilómetros con sus familias, se van profundizando las heridas, no sólo en sus cuerpos fatigados, sino también en su salud mental. Es el duelo por la separación forzada de los seres queridos, de su cultura, de las historias de infancia, de los aromas, colores y sabores de su tierra, del pertenecer, reconocer y ser reconocido; aquellos sonidos y silencios que duelen cuando se está ausente. Sus pasos tienen la huella de la melancolía y la incertidumbre.

Emprender el camino tiene un solo objetivo: buscar para ellos y sus familias unas mejores condiciones de vida en nuevo país, que, a pesar de todo, no deja de ser un país extraño. Tratar de construir de nuevo un proyecto para sus vidas a pesar del miedo y la desesperanza, en esa continua lucha por la supervivencia: qué comer, dónde dormir. El futuro inmediato no es claro, la falta de oportunidades por no tener documentos para acceder a trabajos en ambientes de equidad. El experimentar a diario los peligros que se viven durante el trayecto, el miedo a ser detenido y deportado, los malos tratos, estar expuestos para organizaciones criminales, estar en situación de vulnerabilidad a abusos sexuales o entornos de explotación.

Bogotá, Ciudad Galán Patio Bonito, Asociación de Mujeres del Río

Los que se deciden quedarse en Colombia se encuentran con un país agitado, enfermo de violencia por largas décadas de conflicto armado, con los mayores índices de inequidad de América Latina,[2] que evidencian las profundas raíces de la injusticia social y políticamente agitado. De igual manera encuentran una creciente xenofobia por cuenta de una narrativa institucional que los estigmatiza y cataloga como marginales[3] y potencialmente criminales[4]. Esto se traduce en una constante exclusión y vulneración de sus derechos.

Sin embargo, desde la RFM se defiende la migración como un derecho de todo ser humano, y por ello se promueve para que se garanticen los medios para una migración segura, y que establezcan los mecanismos de acogida e integración en las dinámicas sociales locales. Es así como se recurre a las expresiones de solidaridad e inclusión de las comunidades receptoras, para que con los migrantes se construyan procesos que permitan tejer renovadas maneras de acompañar las etapas de reconstrucción de sus proyectos de vida y de empoderamiento social y comunitario.

Taller Cultura del Encuentro RFM Colombia. Bogotá, febrero 26 de 2022

Del encuentro a la construcción con los migrantes

Según las cifras más recientes publicadas por Migración Colombia, en este país se encuentran cerca de Un millón setecientas quince mil Personas (1.715.000)[5], con vocación de permanencia, lo que representa cerca del 30% de población que ha salido de Venezuela. Esto supone el desarrollo de capacidades Institucionales que permitan la atención en con condiciones de dignidad y oportunidad, en el marco del Estatuto Temporal de Protección a Migrantes Venezolanos[6]. No obstante, la realidad demuestra que los esfuerzos gubernamentales son insuficientes y que se interviene de manera parcial a la integralidad de necesidades, y que, además, no responde de manera clara a las actuaciones de xenofobia y exclusión en imaginario colectivo de algunos colombianos.

Medellín, Encuentro comunitario de la RFM Colombia. Febrero 20 de 2022

Como respuesta la RFM Colombia, con el apoyo de Misión Central – MZF y de la Familia Franciscana de Colombia – FFC, ha fortalecido los procesos que impulsados por la Parroquia San Lorenzo Mártir de la OFM Provincia de San Pablo, en las comunidades de la Honda y Versalles en Medellín, y el caminar comunitario de la Asociación de Mujeres del Río en Ciudad Galán -localidad de Patio Bonito en Bogotá, que viven la experiencia de la Cultura del Encuentro como la esencia de la acogida, del permitirse reconocer la riqueza de los saberes y experiencias de la población migrante y plantearse con ellos y ellas nuevas escenarios de construcción común que posibilite el empoderamiento y la garantía de derechos personales y colectivos. Dando también la posibilidad de afianzar de nuevo raíces en un territorio que ya no le es extraño, donde pueden soñar, planear y, sobre todo, construir juntos.