Buscar caminos de justicia social, es situarse dentro de la realidad de tantas personas que gritan por ella. Solo una sociedad nueva y renovada podrá trabajar y ofrecerla como fruto de su conquista. Y es que en nuestros ambientes y sociedad se requiere para transformarla, de un cambio de mentalidad y que el corazón se haga sensible, solidario y fraterno.

Nos preguntamos: ¿Qué es la justicia social y cuál es su importancia?

La justicia social es un valor que promueve el respeto igualitario de los derechos y las obligaciones de cada ser humano en determinada sociedad. … Este día fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como una forma de conmemorar y velar por este valor social fundamental. De allí su importancia porque fácilmente, cometemos actos de injusticia que traen consigo sufrimiento y dolor al ser humano. Habrá siempre que condenar actuaciones que lesionen los derechos de los demás y tener la valentía de denunciar esas injusticias y promover los derechos humanos en el entorno.

Hablar de justicia, me remite a uno de los valores del Reino de Dios, cuando el mismo Jesús dice “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia y todas las cosas se les darán por añadidura” (Mt. 6, 33).  “Buscar”, hace pensar en algo perdido, y reconocer la bondad de Dios para con todos los seres humanos, que sufren en carne propia la violación sus derechos, a la vida, libertad, paz y justicia. Algo perdido que debe ser hallado, recompensado y entregado a quien lo necesita y pide.

La justicia y los migrantes van de la mano, porque ellos, en su búsqueda de una vida mejor, se encuentran con las más terribles situaciones de dolor y sufrimiento ya se por causas políticas, socioeconómicas, culturales, familiares, desastres naturales, conflictos bélicos en sus países… Corren el riesgo de perder sus vidas en sus largas y horrorosas caminatas por el desierto, en el tren y al llegar a los diferentes pueblos o ciudades. Piden justicia, porque son vulnerables, son marginados, excluidos, tratados como delincuentes, pobres y en muchos casos como criminales.

¿Cómo apostar la vida y misión por esta causa, y que la justicia vaya de la mano del migrante? Para ello es urgente exigir que nuestros albergues o casas de acogida para el migrante permanezcan abiertas, para atender, proteger, acompañar, garantizar el bien y seguridad de los migrantes, que cada día se ven expuestos a la extorción, abusos de autoridades policiales, violencia, secuestro, muerte, contagios de covid-19 y otros. Es un deber de justicia el saber entablar un diálogo con quien está al otro lado.

Dios quiere que todos las mujeres y hombres se salven, que todos participen de su justicia, de su bondad y misericordia.  Practicar la justicia es en lo que insiste Dios. No solo practicar la justicia sino amar la misericordia y andar en humildad con Dios (Miqueas 6, 8).  Dios nos llama a practicar la justicia y amar la misericordia.

El anhelo de justicia se hace especialmente intenso cuando se convierte en esperanza y va de la mano de los pobres necesitados y vulnerables como lo es un migrante.

Hna. Carmen López
Franciscana de María Inmaculada

Frontera Digna, Piedras Negras, Coahuila,
RFM – México.