El 10 de diciembre la ONU constituyó que se conmemorara el día de los Derechos Humanos, motivados por la declaración de los DDHH de 1948. Su contexto es el fin de la segunda guerra mundial, queriendo marcar como humanidad un “nunca más” la violación de los Derechos de cada humano que habita esta casa común.
Este fin de no ser violados los DDHH se ha complicado, esto significa que la humanidad a nivel institucional no ha consolidado sociedades que cuiden y fomenten la calidad de vida en toda la casa común. La realidad de vulnerabilidad en violación de los DDHH la develó con mayor fuerza, el virus Covid19, generando una pandemia que sigue devastando las sociedades.[1]
En el informe de la versión 2021[2], se resalta que una violación que atenta contra la vida humana es la de negar el “asilo” a personas migrantes que tuvieron que salir huyendo de sus tierras por peligrar su vida; también, este informe resalta la migración forzada con la situación agravante del cambio climático, en especial la realidad hídrica del país. La violación que están realizando los países es no aceptar el “temor fundado de ser perseguido” que fue una situación visibilizada y aprobada en la Convención de Refugiados de 1951. Este informe del 2021 resalta que la negación de asilo es una situación recurrente en las prácticas violatorias de los estados.
En cuanto a los países de América Latina, donde estos últimos años ha habido nuevos flujos migratorios como el de Venezuela, Haití y Nicaragua, además de los flujos de países como México, Guatemala, El Salvador y Honduras. Los artículos más recurrentes que son violados de DDHH son:
Derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad.
Derecho a solicitar asilo.
Garantía en contra la tortura, las penas o tratos crueles e inhumanos o degradantes.
Reconocimiento de la personalidad jurídica.
Libertad de pensamiento, de conciencia y religión.
Garantía en contra de los arrestos y detenciones arbitrarias.[3]
Derecho a la salud, educación y vivienda.
En cuanto al principio de “no devolución”, es un Derecho Humano del migrante el cual está directamente en manos del estado y los servidores públicos; este principio, consiste en no devolver al país de origen a las personas cuya vida, seguridad y libertad se encuentra en riesgo en ese lugar. Recordemos los principales países con flujo migratorio.
Los venezolanos en los últimos 6 años han sido forzados a migrar, según ACNUR unos 5 millones han salido del país; entre esos, 3.9 millones son “desplazados”.
El pueblo haitiano comenzó su migración forzada masiva desde el 2010 debido al terremoto, en el 2012 salieron medio millón para República Dominicana, donde antes ya habían migrado. El 2016 comenzaron los flujos hacia los EEUU. Luego salen hacia países como Brasil, Chile, Argentina. Recientemente han sido tratados con xenofobia y rechazo por algunos de estos países del Sur. Entre 2019 y 2021 han pasado miles de migrantes haitianos por Centroamérica, atravesando la selva del Darién compartida entre Panamá y Colombia. En todo este recorrido hay violación de los DDHH de los migrantes Haitianos.
La realidad dramática de Centroamérica es que se tiene un promedio de migrantes que salen de la región entre 200 y 400 mil, que en su mayoría son forzados a salir, entre algunos causales: la crisis democrática (dictaduras), la desigualdad y el empobrecimiento, violencia estructural, institucional y familiar. También, ha aumentado la violación de los Derechos de los pueblos indígenas, efectos del cambio climáticos y fenómenos naturales (huracanes). En estos países ha aumentado el desplazamiento interno. Estos años, más de 110 mil nicaragüenses han hecho solicitud de asilo a Costa Rica.
En los últimos años, unas de las violaciones de DDHH es la criminalización hacia los migrantes y militarización de las fronteras. Externalizar el control migratorio, significa, desplegar las fuerzas armadas, policías militares y otros cuerpos de seguridad con perfil y formación militar en tareas de gestión migratoria fronteriza. También, empujar los controles migratorios hacia otros países, a cambio de recursos para desarrollo y control fronterizo. Los más afectados o grupos vulnerables en este camino hacia los EEUU son: los niños/as, adolescentes, los de tercera edad, los lisiados o con capacidades especiales, las mujeres, la comunidad LGTI; estos grupos se vuelven más vulnerables en cuanto a su vida.[4]
Los cristianos, que seguimos a Jesús, tenemos que ser sensibles ante este drama, y reaccionar ante la pregunta bíblica “donde está tu hermano/a”. Algunas características del cristiano pueden ser: mirar con sensibilidad la realidad y hacerse cargo del caído (el buen samaritano), tener hambre y sed de justicia (bienaventuranzas); reaccionar con compasión ante la gente que no tiene pastor o líder político (la multiplicación de los panes); defender al más vulnerable ante el patriarcado institucional (mujer adultera); escuchar los gritos de los más necesitados (la viuda que tiene enfermo su hija). La sensibilidad es la base de la compasión y la misericordia, haciéndose acto colectivo en la justicia y la solidaridad.
Fr. René Flores, OFM
RFM – Equipo El Salvador
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[1] https://www.amnesty.org/es/documents/POL10/3202/2021/es/
[2] https://www.hrw.org/es/world-report/2021/country-chapters/377537
[3] https://www.ohchr.org/Documents/Publications/HandbookParliamentarians_SP.pdf
[4] Migraciones en México: fronteras, omisiones y transgresiones Informe 2019