A medida que los viajes internacionales una vez más se volvieron razonablemente seguros, en septiembre de 2021 y, nuevamente, el marzo pasado pude visitar La 72 y ofrecer atención dental a los huéspedes que buscaban asilo.

Soy un fraile franciscano, por 39 años, de la Provincia The Most Holy Name of Jesus, de los Estados Unidos. También, por 43 años, soy un odontólogo. Aprendiendo del ejemplo de varios colegas odontólogos, me fui a las selvas de Perú de 2006 a 2008 para ofrecer atención dental a las comunidades en los lugares retirados.

Regresé a mi provincia sin ningún plan para continuar esta misión, sino con mucho equipo donado por amigos y familiares. Así que, después de un rato, me comuniqué con un fraile de la Provincia San Felipe de Jesús, en Yucatán. Él me invitó con entusiasmo ir a Tenosique, Tabasco. Eso fue en el año 2010, hubo sólo unas facilidades sencillas para apoyar a los inmigrantes pasando por la frontera local, pero no existía todavía La 72.

Continué visitando México por 10 años en adelante y a las comunidades servidas por los frailes en Chiapas. Por fin, con cambios de situaciones, en las últimas semanas antes de las clausuras de la pandemia, en 2020, llegué a La 72 para atender las necesidades odontólogas de los inmigrantes. Y gracias a Dios, después de año y medio, tuve la suerte de regresar a Tenosique y a La 72 en septiembre de 2021 y marzo de 2022.

Estos viajes son una bendición para mí. Estoy siempre muy agradecido con todas y todos aquellos que me ayudan. Más que todo, con Fray Gabriel Romero Alamilla, OFM, siempre me ha dado una bienvenida y ha hecho todo lo posible en apoyarme para ayudar a la gente. Él es director, pero más que todo, es un hermano verdadero.

El equipo de La 72 es grande, obviamente. Si bien solo conocí a algunos de los miembros del equipo, todos ellos me ayudaron a sentirme como en casa. Siempre me impresiona su profesionalismo. Felizmente, aprendo mucho de ellos. Estoy aún más feliz de ver su afecto por las personas.

Siempre he tenido a alguien que me ha ayudado con el mantenimiento de registros como en otras cosas. En la última visita de marzo, me ayudaron un par de enfermeros. Estos dos hombres fueron una gran ayuda para mí y para los pacientes también. Disfruté de su compañía y su atención a la gente.

En estos viajes misioneros espero que los pacientes sientan y sepan que están en buenas manos. A pesar de las sillas toscas y sencillas, y de los materiales e instrumentos esparcidos sobre una mesa, quiero que sepan que todo está desinfectado y/o esterilizado. Su curación es más completa si tienen confianza en el cuidado. Este cuidado es un regalo que Dios me ha dado para que lo transmita. Trato de compartirlo con la mayor dignidad posible. Me dedico a ofrecer lo mejor de mi capacidad y conocimiento.

Siempre he tenido deseo de conocer a estas hermanas y hermanos como individuos y personas. Pero por muchos años tenía miedo de sonar simplemente curioso. En mi primera visita a La 72 no pregunté ninguna cosa personal que no aplicara a la atención odontológica.

En estas últimas visitas, todo eso cambió. Ahora estoy agradecido por el privilegio de tener la confianza de los pacientes. Me interesan las circunstancias que los llevaron a abandonar su hogar y a sus seres queridos. Deseo saber, por ejemplo, ¿cómo fue el viaje? ¿Cómo cruzaron las fronteras? ¿De qué violencia, desastre o abuso escaparon? ¿Quién se quedó atrás? ¿Cuál es su destino? 

He aprendido a demostrar mi sincero interés y simplemente permitir que estos hermanos y hermanas me digan cualquier cosa que deseen contar ¡Y todo mientras sus bocas están ocupadas! Aprender de las vidas que estas personas han vivido y aprender de su fuerza y esperanzas ha sido una revelación impresionante. Recordaré a las personas por el resto de mi vida.

La migración es un fenómeno en todo el mundo. El ímpetu para buscar un refugio seguro en el extranjero parece aumentar constantemente. La necesidad humana que resulta de las personas que huyen con lo poco que podrían rescatar y llevar es tremenda.

Es necesario ayudar a poner fin al terror de la extorsión que obliga a la gente a escapar. Es necesario resolver el daño al clima, que es un factor que hace que las personas se muevan. Y hay necesidad de ayudar a estos buscadores a hacer una nueva vida en un refugio seguro. También, es necesario proteger y cuidar a estos inmigrantes en el camino. Eso es lo que ofrece La 72. Me siento honrado y privilegiado de participar en su gran obra.

Fr. John James Heffernan, OFM

Si te interesa realizar un servicio de VOLUNTARIADO puedes descargar la bases para de la campaña voluntariado 2022 de la Red Franciscana para Migrantes