En casi todos los países del mundo se celebra el día del trabajador el 1 de mayo, este día, conmemoramos la huelga que estalló en Chicago, Estados Unidos, el 1 de mayo de 1886, en la cual, obreros exigían una jornada laboral de ocho horas, ocho horas de reposo y ocho horas de recreación, así como, condiciones salubres para el desarrollo de su trabajo.
Desde el estallido de la huelga hasta nuestros días, se han dado pequeños pasos tanto en las legislaciones nacionales como internacionales en la búsqueda de la protección y dignificación del trabajador, sin embargo, las exigencias laborales nunca terminan, constantemente tienen que ser renovadas y dar respuestas a nuevos problemas.
En ese sentido, es importante destacar en este día la fuerza laboral que desempeñan los migrantes “ilegales”, “los otros”, lo cuales, al llegar a la anhelada “tierra prometida”, se desempeñan como jornaleros agrícolas, enfermeras (os), obreros en la construcción, personal de limpieza, etc., es decir, trabajadores esenciales para el desarrollo y sostenimiento económico de una nación, misma, que la mayoría de las veces, cierra sus fronteras y crea políticas xenófobas con el argumento de que los extranjeros son delincuentes y poco aportan a la economía nacional.
La pandemia de Covid-19, evidenció que en Estados Unidos el 74% de los migrantes indocumentados eran esenciales (Center for Migration Studies, 2020), los cuales, son trabajadores que en su mayoría carecen de los mínimos de derechos laborales que cualquier ciudadano o migrante documentado puede gozar, como el derecho a la asistencia médica, el otorgamiento de permisos de trabajo, sin contar, la falta de medidas sanitarias para evitar la propagación del virus, entre otras.
De igual manera, en México, los migrantes indocumentados carecen de la falta de oportunidades al no poder ser contratados, por no contar con los documentos necesarios como la CURP (Clave Única de Registro de Población), así como de identificaciones oficiales, lo que los lleva, a ser trabajadores clandestinos que tienen que aceptar salarios precarios y sin seguridad social, por lo que muchos de ellos se ven obligados a vivir de la mendicidad.
Ante este panorama, hay que admitir que en la actualidad, los migrantes indocumentados están lejos de celebrar los logros alcanzados por los derechos laborales, los cuales, solo una parte de la población considerada de primera pueden gozar, para muchos gobiernos los migrantes, como diría su Santidad el Papa Francisco “no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona” (Fratelli Tutti n. 39), considerándolos así, como los invisibles y carentes de derechos en un país extraño.
Por lo que la pandemia, nos debe invitar a reflexionar sobre la situación actual de todos los trabajadores migrantes indocumentados, sobre sus derechos y deberes, tanto de éstos, como de los patrones, en ese sentido, tenemos dos caminos que podemos tomar como creyentes: 1. Legitimar y conservar la mentalidad impuesta por el hipercapitalismo en el que vivimos, o 2. Crear una conciencia común, demostrar solidaridad para con nuestros migrantes y alzar la voz para crear mejores oportunidades y derechos laborales para aquellos que son la fuerza económica.
Betty Calixto Toxqui
Equipo Hogar Franciscano
Cholula Puebla
Hogar Franciscano, es un equipo de laicos comprometidos y frailes franciscanos que apoyan a los migrantes de paso por Cholula, dando comida y repartiendo despensas a los albergues que conforman la Red de Albergues del Estado de Puebla.