“Seguramente no faltarán pobres en esta tierra; por eso te doy yo este mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra” (Deuteronomio 15,11).
La esencia de Dios es claramente la búsqueda del bien de sus hijos. Por lo tanto, al ser padre de todos somos hermanos y responsables del otro, de su bienestar, de su estabilidad emocional, de tener lo necesario en la vida. Como cristianos y franciscanos somos los primeros en tener que mostrar la fraternidad, la unidad y la solidaridad desde distintas acciones que puedan ayudar a la dignidad de cada persona. En el siglo XXI el sentido de comunidad y colaboración se tiene que manifestar en la realidad más compleja y actual: la migración.
La propuesta de Francisco de Asís es la fraternidad. En una realidad tan individualizada como la actual, esta invitación del pobre de Asís se vuelve la respuesta necesaria y el camino de fe a recorrer en la sociedad. Espejo de Perfección n.29 presenta al patrono de la ecología despojándose de su túnica para ayudar a una anciana que moría de frío. La compasión lo lleva a la solidaridad y a dar lo único y lo mejor que poseía. En el mundo necesitamos estas virtudes en nuestros gobernantes para que busquen comprender la necesidad del otro. A la vez, el cristiano debe practicarlos con los necesitados.
En el marco del Día de la Solidaridad, celebrado cada 31 de agosto, los migrantes deben ser los destinatarios principales para ser cuidados, protegidos y acogidos de buena manera tal como lo expresa el evangelio de Mateo 25,35 “porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, era forastero y me acogiste”. Dios es solidario con todos, por lo tanto, nosotros debemos ser solidarios con muchos hermanos nuestros que van viajando, enfrentado las distintas dificultades del camino desde las fuerzas de la naturaleza hasta las violaciones de sus derechos. De ahí la necesidad de una humanidad más solidaria y misericordiosa.
Puedes ver este video de Marta quien abrió las puertas de su casa a los venezolanos:
Ante esta problemática, la Red Franciscana para Migrantes (RFM) busca ser y proponer distintos métodos y caminos para ayudar a los necesitados de la migración. Entre ellos podemos mencionar proyectos como las casas de Acogidas, la red de información para localización de personas, la asistencia inmediata, el acompañamiento y alimentación a quien lo necesite. A la vez surgen proyectos de acompañamiento psicosocial-espiritual para los que son retornados a su países de origen y la concientización de la problemática de emigrar. En la RFM cada país o región busca responder al contexto migratorio que vive, propone los medios necesarios para colaborar y ayudar a nuestros hermanos, conforme el espíritu de Dios inspira y anima a ser realidad esta solidaridad a la que hemos sido llamados a vivir.
Lee la nota sobre las hazañas de migrantes en su tránsito migratorio:
«La Solidaridad detuvo el viaje de migrantes centroamericanos»
El egoísmo y la indiferencia únicamente puede ser superado por el sentido fraterno y solidario, la Iglesia y la familia franciscana deben tener una opción clara en su forma de vivir el evangelio, y esta es como Jesús nos lo enseña: “ cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí» (Mt 25,40).
Fr. Benjamín Puac Bucú, OFM
RFM El Salvador
Foto portada: Eric Luna